Y caminé muchas veces, tantísimas veces, lastimé mis pies por caminar.
¿Por qué lo hacía?
Buscaba a alguien, ¿a quién? No sé.
Tal vez solo era eso, alguién. No tenía que ser el mejor o el peor, solo alguien, alguien a quién seguro me tendría pena pero aun así esperaba que me ayudara.
Esperé en calles, en metros, en parques, en iglesias, sentado, acostado, mirando al cielo, de lado, haciéndome notar y no haciéndolo. Esperé un minuto, tres, cinco, una tarde, una noche. Esperé diciendo que no quería ver a nadie, pero en realidad esperando sólo a alguien que se animara.
Esperé hasta cuando ya no esperaba.
No pasó.
No espero entonces ya.
Este escrito parece un poema. Me gusto
ResponderEliminarSí, te pensé.
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