La culpa me seguía como si fuera otro yo. A todas partes la traía, pero, cuando te perdonas, cuando aceptas que eres imperfecto, y que errar no te hace inhumano, te superas.
Hablaba con mi mamá y le dije: “ no todo lo que brilla es oro”, y bueno, lo pensé porque, la gente siempre tiene miedo, y con miedo no se puede avanzar. Este mundo ya no tiene espacio para cobardes.
Y entonces te das cuenta, que muchas veces, lo más importante, lo esencial, no se ve, es invisible, pero existe.
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