Hubo muchas veces que le hice promesas a otras personas acerca de cosas que haría o bien que ya no haría. No las cumplí, y me sentía mal con las personas a las que les fallé. Un día me di cuenta que no importaba que tanto prometiera a las personas sino lo podía cumplir, que el compromiso más importante es conmigo mismo, desde ese momento hice una promesa para mí que no me pesa como me pesaba antes hacerla con otras personas, este compromiso y tan fuerte, pero a la vez tan liviano.
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