Estábamos comiendo, entonces surgió la idea de ir por unos mangos al ejido, al final todo sucedió rápido y en un rato más ya estábamos allí, mi papá se subió al árbol hasta lo más alto, mientras mi mamá y yo estábamos dando de vueltas sobre el campo.
Allí recordé cuando mi hermana y yo jugábamos juntos con el agua en ese sitio.
En cierto momento me moví y enfrenté de mi cayó una iguana, la cual tenía un verde increíble, se quedó atorada un rato en un apancle, hasta que decidimos moverla y ponerla sobre una piedra, pero se terminó moviendo por ella misma al final. Mi papá cortó varios mangos y mi mamá estaba muy contenta. Creo que disfrutamos mucho de estar allí. Cuando ya se habían cortado varios decidimos irnos, antes realizando con un señor un intercambio de mangos por elotes. En el camino, cuando íbamos saliendo yo miraba por la ventana y vi una piedra muy grande sobre una parcela, mi papá me dijo, por eso se llama "ejido piedra grande".